Iglesia El Tabernáculo de Dios
La Parábola de la Higuera Estéril
12
REFERENCIA BÍBLICA:
“Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.” Lucas 13:6-9
Introducción
Lucas el médico, historiador y escritor del más largo de los evangelios, nos lleva a un relato de la vida terrenal de nuestro Señor. Las enseñanzas de Jesús produce tanto discípulos como antagonistas; en realidad no hay términos medios cuando se refiere a El. Puesto que enseñar aquello que es simple y que va al grano, está encaminado a producir algunos enemigos, y esta no era la excepción. Sur sermones jamás era hacer la verdad cómoda o admisible. De hecho considera éstas declaraciones incisivas:“ Os digo…si no arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Luc. 13:35). Pero bien vale la pena decir, que hay un lado tierno en las enseñanzas de Cristo también. El amor del Salvador por los pecadores impregna sus palabras. De hecho tres veces en el capítulo 15 del libro de Lucas El, ilustra la verdad de que hay regocijo en los cielos cuando un pecador se arrepiente.
En esta parábola de la higuera estéril, Jesús alude aquí nuevamente a la agricultura. Sale el personaje del Señor de la viña, que ha aparecido en otras parábolas. Este Señor siempre representa a Dios. Es el amo que gobierna ese universo que el Maestro denomina “viña.” En este caso, la higuera que ha plantado el agricultor no ha dado fruto, por tres años.
LOS ELEMENTOS BASICOS DE LA PARABOLA.
UNA HIGUERA PLANTADA EN UN VIÑEDO (V.6), (v.7).
Plantada con el propósito concreto de que llevara mucho fruto. Dios deseaba ver fruto en las gentes que Él había escogido de entre todas las naciones, para que llevaran gloria a Su Nombre. El juicio del dueño de la higuera era una sentencia concreta, expresada con la precisión de una sola palabra: "Córtala". Había sido juzgada, después de la prueba de un largo período, y era considerada improductiva. Estaba ocupando el lugar que podría ser de otro árbol que diese fruto.
Cuando el creyente confía en Dios en los períodos de cambios, y sin resistir cuando el Espíritu Santo nos impulsa hacia adelante, Dios provee el aceite del gozo para el dolor, da belleza a las cenizas, El da resurrección de vida cuando hemos experimentado la muerte; si le dejamos. Cuando nos apoyamos en Dios El Nos llevará mas allá! .Tal vez el dueño no esperaba que la viña diera fruto en el primer año, pero si en el segundo y aún más en el tercero. El no dudo, al punto que intercede en virtud de una oportunidad más.
Querido Hermano(a), las pérdidas que has sufrido siempre serán parte de tu historia. Es correcto y sano sentir dolor si de nuevo llegas a esos lugares, pero no deje que el enemigo de su alma le robe el fruto hermoso que Dios ha ordenado para usted porque todavía esté lamentando las pérdidas de su pasado.
SEÑOR, DEJALA (v.8)
El Espíritu Santo produce el fruto de Dios en el corazón que le está sujeto (Gá.5:16, 18,22-25). Dios busca continuamente este fruto en el creyente. La higuera tenía que presentar un hermoso aspecto, ya que el dueño venía a buscar fruto. Pero éste no era el caso, sólo le queda el recurso de la intercesión para evitar ser cortada. Debemos comprender y reconocer que el fruto sólo es posible mediante la rendición incondicional a Dios, en una verdadera comunión con Cristo (Jn.15:5).
Jesús puede hacer lo mismo por nosotros. Cuando nuestro espíritu está herido, este puede perder capacidad para buscar, para dar frutos, tener empatía, aceptar a Dios y a otros. Este puede perder vitalidad para moldear el alma con actitudes y expectativas saludables. La mente y el corazón son almacenes de nuestra memoria, pensamiento y emoción. Podemos encerrarnos en una sensación de futilidad, desvalorización, rechazo y vergüenza y esto puede perturbar no solo nuestra salud espiritual sino la condición de nuestro cuerpo. Nuestro Señor Jesucristo sana nuestras heridas profundas, nos perdona, nos capacita para olvidar. El saca nuestra alma de la prisión para que pueda alabarle ( Sal.142:7).
AUNQUE SEA UN AÑO MÁS (v.8)
El propósito divino para el creyente es vivir una vida en santidad y llena de los frutos del Espíritu Santo, cuando el creyente camina en un estado de rebeldía, corre el riesgo de perder la vida eterna. Los juicios enviados sobre Israel a causa de su pecado, deben servir de ejemplo hoy al creyente (1.Co.10:5-6,11). Una solemne advertencia, para los que consideran de poca importancia la vida de santificación (He.2:1-3).
SI DIERE FRUTO, BIEN. SINO, CORTALA! (v.9)
Cuando el viñador se quebranta delante del Señor diciéndole que si la viña no da fruto la cortaras después, nos hace entender lo hermoso que es quebrantarse.
El quebrantamiento es caminar en la clara luz de la verdad sobre mi mismo como soy delante de Dios. Es una forma de vida que permite una nueva revelación. El propósito no es aplastarnos, acusarnos ni herirnos por lo que no hemos sido capaces de lograr, sino más bien liberarnos. Es por eso que necesitamos desesperadamente pedirle a Dios que nos muestre nuestros corazones como El los ve. Solo el Espíritu Santo puede revelar esta verdad. Dios concede una oportunidad para rectificar la actitud. Esa rectificación consiste en un retorno a Dios, confesando la esterilidad de la vida y volviendo a las primeras obras (1.Jn.1:9; Ap.2:5). Dios nos da innumerables oportunidades. A eso se refiere la parábola. ¿Quiénes son esos siervos? Somos nosotros mismos con nuestras intercesiones delante de Dios a favor de los nuestros, desarrolle y practique una vida de amor, cosechará frutos para Dios y la eternidad.
“Todo pámpano que en mi no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve mas fruto” Juan 15:2
¡Dios te bendiga! Ministerio de Doctrina Escuela Dominical
