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La Parábola de La

Perla Preciosa

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REFERENCIA BÍBLICA:   

 

“Además , el reino de los cielos es semejante a un tesoro  escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde  de nuevo y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene , y  compra aquel campo” (Mateo 13:44)

INTRODUCCIÓN:

Pasamos la vida buscando encontrar cosas valiosas que nos sirvan para mantener un buen status social y económico. En los tiempos del Señor Jesucristo, el pueblo judío no contaba con bancos o sitios seguros donde poder guardar sus tesoros o riquezas, ya sea en dinero como tal o piedras preciosas que constituian sus tesoros o riquezas, por lo tanto, ellos guardaban sus tesoros en la tierra, hacian escondites en cuevas o en la profundidad de la tierra, en baules y hasta en la profundidad del mar. Apreciaban sus riquezas y se esforzaban por mantener bien guardado y protegido su tesoro.

EL REINO DE LOS CIELOS COMPARADO CON UN TESORO ESCONDIDO:

El Señor Jesús les hace una nueva comparación a través del uso de las parábolas, con el propósito de instruir a los discípulos  de cómo alcanzar la salvación y al mismo tiempo demostarle lo valioso que es  poder recibir vida eterna aun sin merecer. Cuando se hace la comparación del Reino de los Cielos con un tesoro el Señor Jesús nos quiere hacer comprender  lo que significa poder disfrutar de una salvación tan grande que se extiende por toda la eternidad. El hecho de que Dios nos brinde  una oportunidad para que conozcamos la verdad debe ser valorado  con conciencia espiritual. Un tesoro es algo muy valioso, con un gran valor, que requiere ser guardado porque puede ser robado, ya que muchos quieren tener ese tesoro. El perdón de nuestros pecados es un regalo de parte  de Dios a la humanidad.

En la Biblia Dios se revela la gran verdad de la humanidad, el pecado manchó el regalo de la vida, pero Él en su infinita misericordia, no se cansa de amarnos y nos dio un tesoro muy valioso como lo es la Salvación por medio del sacrificio de la cruz. Un tesoro que compró a precio de sangre  (Romanos 3:2; s. Juan 3:16).   El salmista reconoció el valor insuperable que tiene el hecho de poder ser perdonados y restituidos en el Reino de los Cielos, cuando exclama con un sentimiento profundo de agradecimiento  el favor de Dios de perdonarle sus transgresiones. (Salmo 32:1-5).

Cuenta el relato bíblico en Mateo 13:44 que  un  hombre halla un tesoro escondido, por lo cual lo vuelve a esconder y vende rápidamente y gozoso todo lo que tiene y compra el sitio donde escondió el tesoro. No escatimó en gasto, pues todo lo dio por tener ese tesoro, esto es sinónimo de que el hombre apreció, valoró y fue diligente en guardar lo que halló. ¿Qué actitud hemos asumidos cada uno de nosotros con el gran tesoro eterno que Cristo nos compró y regaló?

EL REINO DE LOS CIELOS COMPARADO CON UN MERCADER DE PERLAS:

Nuevamente el Señor Jesús también compara el Reino de los Cielos con un mercader  (Mateo 13:45-46) que buscaba buenas perlas, queria tener lo mejor, entre muchas cosas él busca una perla especial, la que tenga mayor brillo, que esté mejor formada, y resulta que de tanto buscar, encontró La Perla Preciosa y vende todo lo que tiene y compra esa perla preciosa. En esta parábola el mercader es Cristo quien busca una perla preciosa, así nos considera Él, es tanta la apreciación y valor que tenemos para con Dios que no escatimó ni a su propio hijo sino que lo entregó por todos nosotros (Romanos 8:32, Filipenses 2:6-8)  nos considera una perla de gran precio, no considerándonos como uno más del montón, sino que vió algo especial en cada uno de nosotros, somos de gran estima a los ojos de Dios.  

 

El enemigo nos quiere hacer sentir que no somos nada, que no valemos nada, pero es una cruel mentira, nosotros somos para Dios una perla muy valiosa (1 Pedro 2:9-10). Por lo tanto, Dios  a través del tiempo ha diseñado  diversos medios para alcanzarnos y tenernos cerca de Él, lo más preciado fue entregar a su hijo para hacernos sus hijos porque nos valora como una piedra preciosa. ¿Cuánto vale un alma?. Somos perlas de mucho valor para Dios. No dejemos  que el pecado nos haga perder el brillo y la preciosura de nuestras vidas y de esta manera menospreciar la Gracia de Dios. Conservate en el valor que Dios te ha dado.

CONCLUSIÓN:

La primera parte señala que un hombre humilde encontro un tesoro y tuvo que vender todo para poder comprar ese tesoro que había encontrado, pero el mercader tenía bienes pues se dedicaba a comprar perlas, que en ese tiempo y en el actual, significa que se debe poseer riquezas, sin embrago, este mercader al considerar  lo precioso de la perla que tanto había buscado, no escatimó sus riquezas, sino que vendió todos sus bienes para poder obtener esa perla preciosa. Nosotros  somos bienaventurados pues Dios en su infinito y maravilloso amor con que nos ha amado nos ha dado un TESORO,  sin tener que pagar nada a cambio, solo tenemos que aceptar ese gran regalo y valorar   el tesoro que tenemos en nuestras manos, no podemos ser indiferente ante tan semejante regalo, estamos llamados a cuidar el TESORO DE LA SALVACIÓN.

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.” (He 2:1-3)

¡Dios te bendiga!                                                                                                                                     Ministerio de Doctrina Escuela Dominical

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