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La Parábola “del Buen Samaritano”

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REFERENCIA BIBLICA:

 

“…Amaras a tu prójimo como a ti mismo.” Mateo 22:39

 

INTRODUCCION: Conocer sin experimentar o practicar es algo sencillo, la parábola del buen samaritano nace de la pregunta de un intérprete de la ley que debe saber de la ley, de hecho, es el encargado de interpretarla, el hizo una pregunta para probar a Jesús lo que no sabía era que Jesús terminaría probando su corazón. El hombre sabía cuál era la ley pero fue Jesús quien le enseñó a cumplirla y así mismo nosotros sabemos de la palabra de Dios, pero es cuando nos acercamos a Jesús que finalmente aprendemos como practicarla. Esta parábola tiene varios elementos:

 

  • Un prójimo: Según las enseñanzas de Jesús nuestro prójimo son todas las personas y nosotros debemos amar a nuestro prójimo.

 

  • Un sacerdote: Era un hombre conocedor de la ley y además le enseñaba al pueblo acerca de la palabra de Dios, servía en el templo de día y de noche era el designado por Dios para hacer ofrendas y sacrificios por los pecados del pueblo, era un hombre religioso por excelencia.

 

  • Un levita: Los levitas eran los siervos de Dios que se encargaban del cuidado de los utensilios sagrados que se usaban en el templo y del templo mismo y además estaban encargados de llevar la adoración; incluso ellos eran los únicos designados por Dios para llevar el arca del pacto

 

  • Un samaritano: Los samaritanos eran un pueblo que estaba enemistado con el pueblo Judío a pesar de que ambos pueblos eran israelitas, estaban enemistados por razones históricas, culturales e incluso de creencias.

 

Jesús tomo estos cuatro elementos que no tienen tanta importancia por si mismos para unirlos y explicar un principio que es eterno e inconmovible como lo es el amor al prójimo.

 

Es sorprendente ver como en la parábola de Jesús, el levita y el sacerdote pasaron de largo en vez de ayudar a su hermano Judío y esto nos ayudara a hacernos una pregunta.

¿Cuántas veces hemos pasado de largo nosotros?, Nosotros sabemos cumplir nuestro deber de ir a los cultos, de leer la palabra, de ir a predicar, de diezmar pero son pocos los que aman a su prójimo de verdad.

 

Muchos saben ser buenos religiosos como el sacerdote o el levita, pero no saben seguir las pisadas de Jesús como lo hicieron los apóstoles..¡Cuánto hemos dejado que nuestra agenda y las presiones de la vida nos enfríen el corazón!

 

Por otro lado el samaritano no le importo interrumpir su viaje para ayudar a alguien que lo necesitaba, a pesar de que sus pueblos estaban enemistados.

 

El samaritano se detuvo para ayudar, lo que tenemos  que hacer es detenernos, detener el reloj y la agenda, para entender que mas importantes son las personas que hay a nuestro alrededor que las cosas que tenemos por hacer, y que más importante es Dios que todo lo demás que Él nos ha dado. El amor no es algo que se produce en el hombre, sino algo que se recibe de Dios, quien no esté cerca de Dios entonces se verá forzado a hacer acciones obligadas de supuesto amor, pero el que está cerca de Dios no podrá dejar de dar amor a quienes le rodean.

 

Para amar tenemos que estar dispuestos a poner nuestro corazón en ello, y no solo nuestras palabras sino también nuestras manos para ayudar al que lo necesita.

¿Cuántas veces hemos sido insensibles al dolor y la necesidad de otras personas? y para aquellos que creen que no tienen mucho que dar, recuerden que Pedro le dijo al paralitico “no tengo ni oro ni plata, pero de lo que tengo te doy…” ahora ¿estas tu dando de lo que tienes? ¿Estas compartiendo tú a Cristo?

Al final Jesús lanza un reto para que nosotros amemos a nuestro prójimo, y es el reto que hoy tenemos que tomar.

“…Ve, y haz tu lo mismo.” Lucas 10:37

¡Dios te bendiga!                                                                                                                                                            Ministerio de Doctrina Escuela Dominical

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