
Iglesia El Tabernáculo de Dios
Referencia Bíblica:
“Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo. Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas. Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta. Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta. Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz. Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.” Lucas 16:1-9
Definición de términos:
Derrochar: Que gasta en exceso, no ahorra para el futuro.
Astucia: Fingir, mentir, engañar para lograr lo que queremos.
Riquezas mundanas: Bienes terrenales.
Alegoría: Hablar figuradamente.
Introducción:
La parábola del mayordomo o administrador infiel puede desconcertarnos, porque a veces entendemos las parábolas que pretenden resaltar una enseñanza como alegorías en las que cada elemento o personaje tienen un significado.
En esta parábola el Señor da por sentado la inmoralidad del mayordomo. Pero quiere enseñar a sus discípulos que deben servirse del ingenio para la extensión del reino de Dios. El siervo corrupto en su reflexión adopta una solución astuta quedando bien ante los deudores de su patrón, buscando nuevos protectores.
En el mundo antiguo, el mayordomo era a veces un esclavo nacido en la casa de su dueño y educado para este oficio. Actuaba en nombre de su dueño en toda clase de transacción comercial y económica. En la parábola este no roba, no rebaja las cantidades que adeudan a su patrón sino la comisión que a él le correspondía percibir y que figuraba en el documento mercantil.
El sueldo de un administrador era un porcentaje estipulado de todo el capital. Por eso, hace recibos nuevos en los que no consta su parte. De esta forma el elogio del patrón recae en la capacidad de renuncia a lo que legalmente le corresponde en pro de un beneficio futuro. Renuncia a lo que es suyo para ganarse amigos que en justa compensación le ayuden cuando él se encuentre en necesidad económica tras el despido. Es una salida astuta para resolver la dificultad que enfrenta. El elogio del patrón es por su ingenio y astucia, de saber emplear el dinero que administra como provisión en su desgracia.
La exigencia del reino de Dios requiere actuar inteligentemente al saber usar los bienes materiales para ganar la amistad de Dios para que cuando las riquezas se acaben seamos bienvenidos en las moradas eternas. El dinero NO debe desplazar del corazón del hombre, el amor a Dios y al prójimo. Jesús usó esta parábola para dar una lección sobre la administración de las riquezas de este mundo y las consecuencias eternas, quiso ilustrar la importancia de usar los recursos que tenemos para el bien de los demás, para la extensión de su reino y su justicia, asegurando tesoros en el cielo.
Si una persona corrupta sabe administrar bien sus recursos, más aún, lo deben hacer las personas justas, con un corazón dispuesto a servir a Dios por eso Jesús dice en relación al trato con los semejantes; a veces los “mundanos” son más inteligentes que los “espirituales” en ocasiones pensamos que no tenemos lo suficiente para dar o para servir.
Usemos nuestra creatividad y tomemos tiempo para reflexionar como podemos ganar nuevas amistades para el reino de Dios. Después de esta parábola en el versículo 13, Jesús nos hace una advertencia contra el amor al dinero: Todo lo necesitamos para el diario vivir, por lo que ocupa un lugar importante en nuestra mente. Algunos podemos dejarnos manipular por las ambiciones asociadas con el dinero. Como el poder y la popularidad. Nos afanamos por asuntos terrenales, ambición de riquezas y honores. Somos capaces de obtener lo que nos proponemos en el ámbito de trabajo, de la familia o con las amistades.
Pero para hablarles de Jesucristo, de su amor y salvación para vida eterna o para ser algo para la extensión de su reino, nos comportamos con temor e impotencia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos en el trato con sus semejantes que los hijos de la luz. Si colocamos el mismo afán en los asuntos del reino de los cielos tendríamos una fe viva y no habrá obstáculo que no venzamos. Jesús nos enseña que sus discípulos debemos llevar una conducta prudente, creativa e inteligente a fin de administrar sabiamente las riquezas y valores del evangelio. Los hijos de Dios rechazamos la esclavitud y la idolatría al dinero porque conocer a Dios es PRACTICAR SU JUSTICIA.
Conclusión:
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Podemos administrar los recursos que Dios nos ha dado e invertir nuestro dinero, nuestro tiempo y energías en la extensión de su reino.
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Debemos invertir nuestras posesiones materiales para ganar amistades en las que se hallan los valores reales o permanentes de la vida. Haciéndoles la vida más fácil y llevándolos a los pies de Cristo.
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Solo serviremos y amaremos a Dios por encima de los bienes materiales por que las riquezas verdaderas están en el cielo.
“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” Efesios 5:1-2
¡Dios te bendiga! Ministerio de Doctrina Escuela Dominical