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La Parábola  de la viuda y el juez

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Las parábolas de Jesús tienen un solo mensaje, que fue el que Jesús le dio y este mensaje encuentra respaldo en toda la Biblia; el mensaje específico de esta parábola lo veremos en el primer versículo: “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” Lucas 8:1

 

Aquí el evangelista nos da directamente el mensaje de la parábola, que es el orar siempre y sin desmayar, pero primero veamos la historia, para entender cómo se aplica este mensaje en la historia.

“Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Lucas 8:2-8

 

Allí está la parábola, un solo mensaje, para nuestras vidas, que es muy específico, no tenemos mucho que ver, solo una cosa “la oración”. A menudo vemos hijos necios que por la insistencia de sus padres toman mejores decisiones, como a veces vemos padres que por la insistencia de sus hijos tienden a concederles lo que piden.

 

Jesús no insinúa aquí que si molestamos muy a menudo al Padre, El nos dará lo que pedimos, porque al Padre no le fastidian nuestras oraciones, sino que le agradan, pero Dios no quiere que oremos buscando nuestras cosas, sino que oremos buscándolo a Él.

 

Tengamos cuidado de no confundirnos y creer que el juez de la parábola representa al Padre porque nuestro Dios es un juez justo, y El no necesita que pidamos mil veces por una petición si eso no es lo mejor para nosotros no importa cuánto lo pidamos El no nos lo dará.

 

La perseverancia que Jesús quiere no es en una oración para pedir un carro nuevo, sino un nuevo corazón, no es para pedir una casa nueva, sino para darle una nueva casa al Espíritu Santo en nuestros corazones, no es que no podamos hacer peticiones, pero cuando pidamos debemos entender que lo importante no es nuestra petición, sino la oración, porque la oración no fue hecha para nuestras peticiones, sino que nuestras peticiones están puestas en nuestros corazones para que nosotros las llevemos a la oración.

 

La oración como un arma

“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” Efesios 6:18

 

Aquí nos dice el carácter de la oración que debe ser:

 

  • En todo tiempo: La oración no tiene tiempo ni lugar, si hay deseo ferviente, no escatimaremos en lugar o momento, pero cuando no lo deseamos cuán difícil es que encontremos un momento o lugar para ello.

 

  • Adorando y pidiendo: La oración no debe ser siempre igual, sino que debemos orar dando gracias a Dios, derramando nuestro corazón en adoración y pidiendo con fe.

 

  • En el Espíritu: Esta oración debe venir desde lo más profundo de nuestro corazón y no solo de la boca para afuera.

 

  • Perseverante: Nuestra oración no debe menguar a pesar de las dificultades o de lo difícil que sean los tiempos, sino que debemos perseverar por amor a Dios.

 

  • Por nosotros y así mismo por los demás: Nuestras oraciones no deben ser egoístas, sino que cuando pidamos, debemos recordar a nuestros hermanos que al igual que nosotros, pasan todo el tiempo por momentos difíciles

 

En los últimos versículos hayamos que la perseverancia traerá su fruto y que el Padre no se tardara en hacernos justicia, claro esto es a los que perseveran día y noche en su búsqueda de Dios y de sus hermosas verdades.

 

Y Jesús hace una pregunta: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”. Pues claro que si, cuando el venga habrá esta clase de creyentes perseverantes en la oración que creen y buscan en todo momento, ya sea de día o de noche la presencia de Dios, la pregunta es más bien para ti,

 

Jesús te pregunta: “¿Para cuándo yo vuelva habrá esa fe en tu corazón?”


 

¡Dios te bendiga!                                                                                                                                                          Ministerio de Doctrina Escuela Dominical  

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