
Iglesia El Tabernáculo de Dios
REFERENCIA BIBLICA: Lucas 8:1-3
“Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.”
Introducción
Lucas historiador y evangelista, hace una compilación fiel de la historia de Jesús que estaba dirigida a un tal Teófilo, cuya identidad permanece desconocida, pero resulta claro que su obra estaba destinada a un público más amplio. El evangelio de Lucas es un documento fidedigno que logra fortalecer la fe en la persona del señor Jesucristo.
Lucas nos narra cómo nuestro señor Jesucristo recorría las ciudades y las aldeas de manera incansable en su propósito de hacer el bien. La incredulidad y la oposición de los hombres no le hacían desistir de su obra, estaba “atendiendo los negocios de su padre”, trabajado con ahínco predicando el evangelio de salvación (1 Juan 2:6) anunciando la llegada del reino de Dios. Jesús multiplicó panes y peces para alimentar a la multitud que lo seguía, pero no hizo milagros para su propio beneficio. Vemos la humildad de Jesús que aunque era dueño de TODO vivió en la tierra dependiendo de la benevolencia y ayuda financiera aportada por un grupo de mujeres piadosas. En mateo 8:20 Jesús dijo que no tenía donde recostar su cabeza.
En aquella época las mujeres estaban desvalorizadas y subordinadas en la sociedad. Su posición pública era tan poco importante que nadie se fijaba en ellas, pero hacen un papel relevante en este evangelio. Jesucristo redignifica a la mujer violando la tradición religiosa prevaleciente. En Lucas 4:18-19 “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.” revela su misión en este mundo de dar libertad a los cautivos.
En aquel tiempo se consideraba una obra piadosa el sostener a un rabino. Y era costumbre judía que las mujeres les proveyeran de alimento y vestido. Este pasaje nombra a un grupo de mujeres que ayudaban a Jesús con su dinero pero no podemos más que sorprendernos de lo diferentes que eran entre sí: María magdalena, llamada así por que provenía del pueblo de Magdala de la cual había sacado 7 demonios, Juana que era la mujer de Chuza quien era el funcionario que cuidaba de los intereses financieros del rey Herodes.
Es sencillamente maravilloso el milagro que Jesús logró, al encontrar estas mujeres adineradas que aunque de diferentes temperamentos y cualidades, pudieron vivir en armonía, aceptadas en el grupo de los seguidores de Jesús. Ellas hacen posible este viaje a ciudades y aldeas de tantas personas, encargándose de la manutención, ropa y alojamiento. Su gratitud y fe ayudaban al progreso de la predicación del evangelio de salvación aunque a ellas no se les permitía predicar, aportaban lo que tenían al ministerio. Estas mujeres habían sido curadas por él de malos espíritus y enfermedades, afrontaban grandes dificultades para hacerse seguidoras del maestro, sufrían el desprecio y el escarnio que los escribas y fariseos vertían sobre todos los que seguían a Jesús. Ellas estaban agradecidas del Señor y no lo abandonaron cuando era llevado para ser crucificado. Se mantuvieron firmes hasta lo último en la cruz y fueron las primeras que visitaron el sepulcro.
Este pasaje nos enseña que en Cristo se pueden unir personas diferentes en el servicio de su obra.
Y anima a todas las mujeres a tomar su cruz y seguirle, que el conocimiento de su debilidad o el temor no les impida seguir su fe. La madre con familia numerosa, la mujer con esposo inconverso, la joven con padres o amigos inconversos, no digan que no pueden seguir a Cristo, porque con Él NADA ES IMPOSIBLE. Él no cambia jamás: El que dio gracia y valor a “algunas mujeres” para que le sirvieran mientras estuvo en la tierra, puede facilitar los medios necesarios para que en estos tiempos las mujeres le sirvan, le glorifiquen y sean sus discípulas. No hay don que no se pueda usar en el servicio al Señor, muchos son los que le sirven al Señor que están en el trasfondo, invisibles, pero esenciales para la obra.
“ Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo” Mateo 20:26-27
¡Dios te bendiga! Ministerio de Doctrina Escuela Dominical