Iglesia El Tabernáculo de Dios
Referencia Bíblica: “Entonces Jesús le dijo: si no viereis señales y prodigios, no creeréis” (Juan 4:48)
Introducción:
El Señor Jesús inicia su ministerio teniendo totalmente claro la misión para lo cual fue enviado. El tenía bien definido el propósito de su venida a la tierra, y no perdió la visión del objetivo a alcanzar. Empezó a predicar el mensaje de salvación (buenas nuevas de salvación), es decir a proclamar que la humanidad estaba perdida en sus delitos y pecados y que el único camino al Padre era creer en el Hijo de Dios y en el poder de su muerte y resurrección, pero no sólo se dedicó a predicar sino que además sus palabras iban acompañadas de hechos que demostraban con gran poder y gloria de que realmente era el Mesías prometido.
Jesús Sana al Hijo de un Noble (Juan 4:46-54)
La palabra relata que cuando Jesús asistió a la fiesta de boda en Caná de Galilea, realizó el primer milagro al convertir el agua en vino, y en esa oportunidad se pudo evidenciar un requisito muy importante para que el poder de Dios se manifieste y eso se llama “Obediencia”. Según Juan 4:46, el señor Jesús regresa otra vez a Caná de Galilea luego de recorrer otras localidades y de haber demostrado que en el residía el Poder de Dios. En esta oportunidad un oficial del rey tiene una gran necesidad y al saber que Jesús estaba en Caná va al encuentro de Él, y le pide que descienda con él a Capernaum y sane a su hijo que estaba a punto de morir.
Cuando el señor Jesús escucha al hombre ante tal petición le responde diciendo que si solo a través de las señales y prodigios no pueden creer. Sin embargo, el noble sigue insistiendo, y nuevamente le ruega al Señor Jesús que vaya con él. Jesús le responde que se vaya a su casa porque su hijo vive, es decir, estaba sano. Inmediatamente el hombre cree las palabras del Señor Jesús y se va a Capernaum, siendo muy obediente y creyendo en las palabras del Mesías. Cuando llega a su casa sus criados salen al encuentro y le anticipan que su hijo se sanó, él pregunta la hora en que sucedió y se da cuenta que coincide con el momento en que el Señor Jesús le dijo esas palabras. Con este segundo milagro creyó el noble y toda su familia.
Tres actitudes que debemos aprender del Noble:
El oficial del rey que se acerca a Jesús caminó aproximadamente unos 32 kilómetros para ver a Jesús y se refiere a Jesús como “Señor” poniéndose bajo su mando aunque tenía autoridad legal sobre Él, por la posición que ocupa, sin embargo, el oficial reconoce que Jesús en ese momento era el único que podía ayudarle y se humilla ante su presencia pues realmente delante de Jesús nada somos. Este funcionario del rey tenía la certeza de que Jesús podía sanar a su hijo, por lo cual se esfuerza y avanza en busca de ayuda, cuando logra ver a Jesús le pide el favor al Señor, cuando Jesús le responde, Él cree obedientemente en la palabra del Señor Jesús y aunque insiste en la pedirle que vaya con él a su casa, obedece y vuelve a su casa confiando plenamente que Jesús le había ayudado o respondido a su petición. Era un largo trayecto, quizás en medio del camino pudo entrar en dudas o vacilaciones pero no desmayó no se devolvió sino que avanzó hasta llegar a ver lo que se le había prometido. La distancia no es un problema para Jesús porque Cristo domina el tiempo y el espacio. Nunca podremos poner demasiada distancia que le impida a Jesús ayudarnos. El oficial desarrolló tres aspectos que son importantes en nuestra vida cristiana si queremos ver la Gloria de Dios derramándose con Poder:
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Creyó lo suficiente como para caminar todo ese largo camino para buscar el auxilio del Señor. La distancia no fue un obstáculo para ir en pos de su objetivo. La Biblia dice que la fe sin obras es muerta, y al que cree todo le es posible. ( Santiago 2:17 y Marco 9:23 )
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Cuando el Señor Jesús le declara su palabra de sanidad y le ordena que descienda nuevamente a su casa, el oficial cree en esas palabras y obedece en correspondencia a su fe. Muchas veces nos allegamos al Señor Jesús a pedir un milagro y nuestra fe disminuye cuando las cosas no suceden como nuestra mente humana piensa debe ser o nuestro razonamiento nos indica que debe ser por lógica. Dios se mueve en lo sobrenatural, lo único que demanda de nosotros es creer y ser obediente.
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El oficial recibió lo que pidió, la Biblia establece que “el que busca halla y el que llama se le abrirá” (Mt 7:7-8 y Lc 11:10). Dios da abundantemente y sin reserva, mucho más allá de lo que nosotros pedimos y su bendición se extiende para los que nos rodean especialmente para nuestra familia, El oficial no solo recibió el favor demandado o requerido sino que además su fe le sirvió para que él y toda su familia también creyeran en el Maestro. La fe es un regalo que se desarrolla en la medida que lo usemos. “La fe sin obras es muerta”.
Jesús que conoce nuestro corazón y nuestros pensamientos, por lo tanto, supo que el oficial creía en Él, pues, no en vano caminó 32 kilómetros en busca de su ayuda, así pues, la fe y la obediencia del noble movieron la mano de Dios para recibir lo que pedía.
Conclusión:
Este segundo milagro realizado por Jesús nos enseña que debemos acudir a la fuente divina, pues tenemos entrada al trono de la gracia para recibir el oportuno socorro, pues Cristo abrió la puerta, derribó la pared de separación entre Dios y el hombre, por lo cual debemos acudir con fe teniendo la certeza de que Dios escuchará nuestras peticiones y conforme a su voluntad agradable y perfecta cumplirá su palabra, pues El es Fiel. Lo que nos mueve hacia Dios es la Fe, la cual debe ir acompañada de obediencia y de acción.
Cualquier circunstancia por adversa que puede ser atendida por nuestro Dios a través de la fe en Jesús. Solo nos queda creer y veremos la Gloria de Dios.
“Pero sin fe es imposible agradar a DIOS, Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonar de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
¡Dios te bendiga! Ministerio de Doctrina Escuela Dominical
